A pesar de que se nos hable de la ecología como única posibilidad segura de cuidar y mantener sano el planeta Tierra, no es fácil imaginar una vida en la que las energías sostenibles sean las únicas que nos ayuden a mantener el sistema de vida actual con todas sus comodidades. Pero lo cierto es que se van haciendo pequeños avances que demuestran que las cosas pueden cambiar poco a poco. Hace unas semanas que esos pequeños cambios han tomado una dimensión hasta ahora no imaginable. Y ese gran cambio tiene que ver con la creación de una urbanización compuesta exclusivamente por viviendas bioclimáticas. Esto es, 25 casas unifamiliares capaces de abastecerse de energía por sí mismas.
En este espacio, ubicado en el sur de la isla de Tenerife, nada contamina. Todo es limpio. Se trata, por tanto, de la primera urbanización bioclimática con cero emisiones de CO2. La revolucionaria idea se inició con un Concurso Internacional impulsado por el Cabildo Insular de Tenerife y el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER, en cuyos terrenos se localiza la urbanización) y avalado por la Unión Internacional de Arquitectos, con el objetivo de convertirse en un laboratorio de viviendas desarrolladas bajo los criterios de arquitectura bioclimática y de adaptación a las condiciones del medio, y capaces de autoabastecerse desde el punto de vista energético. Y el ‘experimento’ ha funcionado, de modo que los resultados obtenidos se utilizarán como patrón en futuras iniciativas de construcción sostenible. Porque es esta una herramienta probada y fácilmente aplicable y exportable a otras zonas de climatología similar.
Desde el principio, la filosofía de estas viviendas tenía que centrarse en reducir los gastos de energía y agua al mínimo, así como en usar energías renovables y plantas de tratamiento para abastecer todos los consumos de la vivienda: electricidad, agua… El éxito era fundamental si se tiene en cuenta que la urbanización se ha llevado a cabo en una isla, que cuenta con una alta dependencia energética del exterior. De los 397 proyectos que se presentaron al concurso se seleccionaron 25 que forman ya parte de la urbanización. Cada una de estas viviendas es diferente al resto en cuanto a su diseño, materiales, técnicas de aprovechamiento de los recursos naturales, integración arquitectónica de energía solar térmica y fotovoltaica. Esta característica hace de la urbanización un enclave único en el mundo, en el que es posible comprobar de primera mano la aplicación de muy diversas técnicas bioclimáticas.
Y como se ha pensado en todo, cada una de estas casas está equipada con sensores para medir algunos parámetros comunes a todas ellas y otros específicos en función de las características de cada una de las viviendas. Otro de los aspectos fundamentales a la hora de seleccionar los proyectos ganadores tienen que ver con el impacto ambiental: la distribución y orientación de cada una de las viviendas ha sido estudiada cuidadosamente para lograr su máxima integración en el paisaje, y se ha prestado especial atención al diseño de un microclima alrededor de las viviendas. A la hora de diseñar los jardines se ha respetado al máximo posible la vegetación autóctona, reforzándola mediante el riego adecuado a sus características.
Quien quiera experimentar la sensación de vivir en ‘verde’ tendrá la posibilidad de hacerlo en régimen de alquiler. De este modo será posible obtener datos reales en cuanto a los distintos parámetros monitorizados, además de las observaciones y sensaciones de los inquilinos.
Es posible comprobar de primera mano la aplicación de muy diversas técnicas bioclimáticas.
La idea es reducir los gastos de energía y agua al mínimo, así como en usar energías renovables y plantas de tratamiento para abastecer a las viviendas de luz, agua...
La distribución y orientación de cada una de las viviendas ha sido estudiada cuidadosamente para lograr su máxima integración en el paisaje. Se evita de este modo el impacto ambiental
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